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El entorno laboral ha cambiado para siempre. Ya no se limita a los espacios de oficina tradicionales; la fuerza laboral moderna es diversa, distribuida y prioriza lo digital. A medida que las organizaciones se enfrentan a las cambiantes expectativas de los empleados, los líderes deben reevaluar cómo fomentar la consistencia, mantener la productividad e impulsar el bienestar en equipos remotos, híbridos y globales.
En una convincente conferencia magistral pronunciada por Line Ho Young Peteri, consultor sénior de Nemo by Exinity y un líder experimentado con más de dos décadas de experiencia en liderazgo y gestión del cambio, surgió un mensaje claro: la flexibilidad ya no es una ventaja; es un imperativo estratégico.
Una de las lecciones más importantes de la pandemia fue la validación de la eficacia del teletrabajo. Contrariamente a las suposiciones corporativas tradicionales, los equipos remotos, con la orientación adecuada, han demostrado un mejor rendimiento y una mayor eficiencia laboral. La fatiga por tener que viajar hasta el lugar de trabajo, los horarios rígidos y las expectativas de la oficina se consideran cada vez más obstáculos innecesarios.
Los modelos de trabajo híbridos, en particular, se han consolidado como el enfoque preferido. Según datos de McKinsey citados durante la sesión, el 83 % de los empleados prefieren los modelos híbridos. Más convincente aún es que las organizaciones que adoptan políticas flexibles experimentan una reducción del 25 % en la rotación de personal, lo que subraya el valor comercial de las culturas laborales adaptativas.
La descentralización del trabajo ha facilitado el acceso a una cantera de talento más amplia y culturalmente diversa. Desde Escandinavia hasta Sudáfrica, los profesionales aportan perspectivas regionales y una madurez en el sector que enriquecen el pensamiento estratégico. Esta influencia de la experiencia fomenta la innovación y mejora la agilidad, dos atributos fundamentales en el iGaming, la tecnología financiera y otras industrias en rápida evolución.
Sin embargo, la gestión de equipos globales va más allá de la contratación. Los líderes deben abordar activamente los matices culturales, las prácticas religiosas y las festividades regionales. Un ejemplo destacado de la sesión fue el de una empresa que ofrecía 40 días de vacaciones flexibles al año, dando a los empleados la opción de celebrar los días más significativos para ellos, ya sea Ramadán, Pascua u otros. Estas políticas inclusivas no solo son respetuosas, sino también astutas desde el punto de vista operativo.
El liderazgo remoto exige intencionalidad. En entornos digitales, donde las interacciones espontáneas son escasas, la comunicación debe ser proactiva y empática. Los líderes deben reconocer que no todos los empleados se comunicarán instintivamente. Esto genera la responsabilidad de mantener un contacto regular, evaluar la salud mental y ofrecer apoyo.
Peteri destacó la importancia de la conexión humana durante los periodos de confinamiento. Los mensajes de video diarios, las políticas de convocatoria abierta y las actualizaciones informales por Slack ayudaron a mantener la moral del equipo. Estas medidas, aunque sencillas, reflejan un estilo de liderazgo basado en la inteligencia emocional y la inclusión.
Además, se insta a los líderes a considerar los desafíos logísticos, como las diferencias horarias. Programar reuniones repetidamente en horarios inoportunos para el personal en el extranjero puede minar la moral y el compromiso. Como práctica recomendada, las reuniones deben ser mínimas, significativas y sensibles a los contextos locales de los participantes.
Establecer una cultura organizacional sólida a distancia requiere más que herramientas digitales. Exige un cambio fundamental en la filosofía de gestión, pasando de la presencialidad al desempeño orientado a resultados. Los líderes deben confiar en que sus equipos obtendrán resultados sin microgestionar los horarios. Como indicó Peteri: “contratamos adultos, no menores”.
La tecnología, si bien es crucial, debe gestionarse con criterio. Un gran número de plataformas puede generar ruido y fatiga digital. En cambio, las organizaciones deberían optimizar las herramientas y brindar capacitación para garantizar su adopción y eficacia.
Es fundamental que las empresas vayan más allá de las iniciativas de bienestar simbólicas. Los controles de salud mental, las expectativas realistas sobre los tiempos de respuesta y la prevención del exceso de trabajo son formas tangibles de fomentar la resiliencia y reducir el agotamiento.
Una de las conclusiones más importantes del discurso de Peteri fue su mantra de liderazgo: “Sé el tipo de líder para el cual te gustaría que trabajen tus hijos”. Este espíritu de equipo encapsula el futuro del trabajo. Ya no se trata de jerarquías rígidas ni marcos inflexibles. El entorno laboral moderno requiere líderes empáticos, adaptables y profundamente comprometidos con el éxito integral de sus equipos.
Invertir en las personas, respetar las necesidades individuales y adoptar la flexibilidad no son sólo imperativos morales; son diferenciadores competitivos en el mercado global actual.
A medida que la fuerza laboral continúa evolucionando, las organizaciones que prosperen liderarán con confianza, transparencia y un compromiso genuino con la innovación humana.